Del pórtico al libro Once visiones sobre el amor de Enrique Viloria Vera por Carmen Ruiz Barrionuevo Decíamos que la única visión del amor por parte de una mujer aparece en el comentario que Viloria Vera ofrece sobre el libro de la mexicana Elvia Ardalani (1963), que plantea los lazos del amor familiar y conjugal en el seno de dos culturas enfrentadas, la cristiana y la árabe. De cruz y media luna, que apareció en 1996, aborda ese asunto en un entorno trasculturado, y no solo eso, sino que el sujeto femenino trae otros temas como la maternidad, la sensualidad y la transmisión del mestizaje al hijo. Ardalani contrajo matrimonio con un kurdo iraní con el que formó una familia. Viloria marca bien la exclusividad de ese sentido amoroso y cómo su poesía se carga de una serie de percepciones centralizadas en el amor, su verso es “Poesía sincrética, mestiza, híbrida, conciliatoria, viene del amor y a él se debe”. Pero sobre todo advierte que la poeta percibe que no solo se había casado con una persona sino con una cultura y una religión ingresando en una familia distinta a la de su origen. Los versos de Ardalani surgen de este entorno, de la conciencia de haber traspasado a un mundo distinto para cuya comprensión necesita del apoyo del otro. La abundancia de citas de versos contribuye a que tengamos una completa visión de este sentido amoroso que parece haber atravesado fronteras prohibidas. El poemario incluye versos eróticos y de amor que la amante dedica a “un compañero en la luz, compañero en la sombra”, que pronto arribó desde el Oriente persa para colocar entre sus piernas “la espada de esmeraldas / que matará el dragón”. Tolerancia y esperanza son los elementos que emergen también de estos versos, al ir descubriendo las vidas de los otros marcadas por la persecución y la guerra. Viloria destaca la “vocación ecuménica de su poesía” y el “contenido tolerante de sus más íntimas palabras” cuando “le comunica al hijo de dos razas, religiones y culturas, la de la Cruz y la Media Luna”.